La importancia de la argumentación es evidente en la vida cotidiana cuando se exponen las razones por las cuales se toma una decisión. Se argumenta cuando un hablante intenta justificar o refutar una opinión o un juicio de valor.. Este acto implica la retransmisión de información pero prevalece la intención de persuadir. Se pueden dan razones verificables, ideas y verdades admitidas y aceptadas por el conjunto de la sociedad o afirmaciones que distorsionan la realidad hasta el punto de ser francamente falsas aunque con apariencia de verdad. Con las razones de los dos primeros tipos se propone la construcción de sociedades más justas e incluyentes; cuando se trata de manipular, bastan los argumentos falaces o tergiversados.
En la argumentación, el mensaje siempre es complejo. Consiste en un enunciado que cumple la función de una opinión o juicio y un conjunto de razones que sirven de soporte a favor o en contra de lo afirmado. El proceso de transmisión de información por medio de la argumentación se completa cuando un auditorio o interlocutor dos entiende que el mensaje verbal del interlocutor uno es un discurso intencional y responde, después de evaluar el mensaje, con una justificación o una refutación de los argumentos o espera una nueva transmisión de información para clarificar o ampliar su percepción. Es decir, se inicia un diálogo que tiene la forma de una discusión o debate en el que los roles de los hablantes se intercambian pues el receptor se convierte en emisor y el emisor en receptor.
En consecuencia, el argumentador debe hacer una anticipación de las posibles objeciones que puede suscitar en el auditorio o interlocutor 2 e incluirlas en su comunicación argumentativa para lograr convencer. Hay que insistir que hablamos de construir argumentos cuya verdad sea verificable por la experiencia y no sólo como resultado de la retórica cuyo fin es la manipulación del interlocutor dos u “oyente”.
Para tener éxito en la argumentación, como en cualquier otra actividad que requiere el uso del discurso, hay que leer mucho, comprender e interpretar los textos teniendo siempre una actitud crítica. Pensamiento crítico es la capacidad de discernimiento, es un hábito de análisis que nos lleva a diferenciar lo que verdad del error con apariencia de verdad La actitud crítica permite distinguir entre una afirmación bien fundamentada y la gratuita y no relevante. Como resultado aparece, entonces, el contra argumento que debe contar con la misma solidez de la afirmación que se contraviene (veracidad, verificabilidad) y ojalá, abra una nueva perspectiva en la consideración del problema. Argumentar es, además, una actividad imprescindible cuando se presentan los resultados de una investigación y de este uso nos ocuparemos en este espacio pues la propuesta es investigar un tema de tu interés en una de las novelas leídas en la clase de Lengua Castellana y Literatura.